¿El recreo cuándo?, ¿El recreo cómo? 🤔

¿El recreo cuándo?, ¿El recreo cómo? 🤔

¿El recreo cuándo?, ¿El recreo cómo? 🤔

por Javiera Paz Silva Q.

Al hablar de las clases, el colegio, la elección del establecimiento, etc. muy pocas veces consideramos evaluar una arista que quizá consideramos dentro de lo obvio, pero que pocas veces le damos la importancia que debería tener. Hablo del recreo, éste, la RAE lo define como:

  1. m. Acción de recrearse (‖ divertirse). /
  2. m. En los colegios, suspensión de la clase para descansar o jugar. /
  3. m. Sitio o lugar apto o dispuesto para diversión.” (RAE, 2022).

Sin ánimos de ofender a la RAE, creo que esta definición se queda corta al momento de pensar la educación en grande. 🤔

Pero, antes de entrar de lleno a este momento del ciclo del aprendizaje (porque sí, es parte de él), deberíamos quizá preguntarnos: ¿Por qué es importante?, para empezar a responder es importante definir “La atención sostenida, entendida como la capacidad para mantener el foco atencional en una actividad o estímulo durante un largo periodo de tiempo” (Santamaría, 2018), en segundo lugar se puede comentar que “Los docentes de cualquier nivel identifican en la falta de atención gran parte de los problemas de aprendizaje que manifiestan los estudiantes” (Molina, Casanova, Sanchez, 2015). A propósito de lo anterior, es importante explicar que existe algo llamado ‘La curva de atención’ la cual “(…) describe el grado de mantenimiento óptimo de las funciones cognitivas para atender selectivamente a un estímulo que puede así ser procesado adecuadamente durante un periodo de tiempo.” (Molina, Casanova, Sanchez, 2015). Sin embargo, es importante visibilizar que la atención “(…) depende de diferentes procesos psicológicos básicos, como son la motivación, la emoción del momento, la hora del día o el tipo de tarea” (Santamaría, 2018).

Es así, como la curva de la atención se puede presentar en tres periodos:

“El período inicial en que la atención crece (período I) se corresponde con una comprensión eficaz por parte del estudiante y con un impulso notorio de su motivación. El siguiente período de decrecimiento y meseta (período II) coincide con una etapa de mínima eficacia en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El último período (período III) parece resultar muy efectivo para reforzar aquellos conceptos que se trabajaron en el período I y parece contribuir marcadamente en el resultado final de aprendizaje significativo que el alumno experimenta en esa clase. Posteriormente a estos tres períodos aparece un período de cansancio.” (Molina, Casanova, Sanchez, 2015)

En cuanto a los tiempos cronológicos que se puede identificar que la atención sostenida dura entre 5 a 15 minutos, dependiendo de la edad de la persona (Ripoll, s/f), posteriormente es cuando se transita al segundo periodo en donde es importante tomarnos la calma para tener un momento en donde “(…) ofrecemos tiempo para el procesamiento posterior y consolidación de la información, a la que añadiremos algún tipo de práctica” (Santamaría, 2018) para completar así el tercer periodo de la curva de la atención. Finalmente, podemos pasar al recreo dentro del aprendizaje normalizado, sobre esto podemos decir que “(…) para maximizar beneficios cognitivos, el recreo debe ser estructurado en intervalos regulares, proporcionando a los niños suficiente tiempo para recuperar el foco antes de que continúe el aprendizaje.”

[Traducción propia] (Murray y Ramstetter, 2013). Así también, complementando lo anterior, los mismos autores nos dicen:


“Un óptimo proceso cognitivo en un niño necesita un periodo de interrupción después de un periodo de instrucción concentrada. Los beneficios de estas interrupciones son más útiles con un receso no estructurado que simplemente cambiando desde una tarea cognitiva a otra para disminuir el estrés y la distracción que interfiere con el proceso cognitivo” [Traducción propia]

Pero, ¿Qué sucede después?

Es entonces, cuando ya acabamos con el proceso de aprendizaje formal, cuando empieza el recreo. En una primera instancia entendemos este momento como algo libre, sin mayores retribuciones en lo formal, sin mayores beneficios que ser un interludio entre los momentos en los cuales los profesionales hacen maravillas con la mente de nuestros hijos porque “El arte de no hacer nada parece proscrito en la sociedad de la acción para obtener resultados.” (Pinedo, 2019), pero, ¿En verdad ésta es la situación? Pues claro que ¡no! Cuando empieza el recreo, es también cuando los niños empiezan a entender otras cosas que no podemos manejar como un experimento en un laboratorio, “El receso representa un respiro esencial y planeado de las tareas cognitivas rigurosas. Ofrece un tiempo para descansar, jugar, imaginar, pensar, moverse y socializar” [Traducción propia] (Murray y Ramstetter, 2013), es en este momento cuando los niños pueden relacionarse unos con otros de forma libre, proponiendo sus propios límites y entendiendo los de los demás “A través del juego en el receso, los niños aprenden valiosas habilidades comunicativas, incluyendo negociación, cooperación, compartir y resolver problemas así como habilidades de afrontamiento como la perseverancia y el autocontrol.” [Traducción propia] (Murray y Ramstetter, 2013). Creando sus propios juegos y llegando a acuerdo con los que lo rodean para poder disfrutar de este tiempo.

No obstante, el momento del recreo no es algo que debamos adjudicar simplemente al colegio, este momento también se debe dar en el hogar, incluso para nosotros, los adultos. Debemos pensarlo como un momento de distención y de esa forma se puede utilizar para realizar actividades meramente recreativas sin ningún fin específico, o como un momento para llegar al aburrimiento.

Al iniciar este documento declaré que la RAE podía quedarse corta definiendo al recreo. Es importante entender que las personas son seres de procesos, de ciclos y con una posibilidad abrumante de aprendizaje. Es así como se incluye dentro del aprendizaje y el recreo, otra noción “(…) apoyando el juego libre como un componente fundamental de un normal crecimiento y desarrollo de los niños.” [Traducción propia] (Murray y Ramstetter, 2013), el juego libre entendido como “(…) aquel que no tiene intervenciones desde un adulto, y que es iniciado y terminado por la niña y niño.” (Superintendencia de educación, 2022). No obstante, ¿cómo podemos llegar a ese momento de juego libre?, ¿Cómo logramos que nuestros niños gestionen una actividad?, bueno, primero deben tener la necesidad de hacerlo y para eso hay algo muy importante que deben vivir “Se trata de estar en el mundo sin entrar en la rueda de la sobre estimulación del correr y el hacer continuamente” (Valverde en Pinedo, 2019), es decir, deben tener espacio para el aburrimiento.

Si no nos aburrimos, no desarrollamos nuestra creatividad, no nos vemos impulsados a crear, a resolver este aburrimiento, “Esto se refleja en los niños que no saben aburrirse porque están sobre estimulados con actividades extraescolares en su tiempo libre o con planes que llenan su ocio sin dejar ni un hueco para, simplemente, no hacer nada.” (Pinedo, 2019).

Por lo tanto:

¿Y si el niño se aburre?, ¿qué pasa? A veces tienes la impresión de que no se concibe que un niño se aburra, cuando en realidad no ocurre nada si eso sucede. Se trata de una oportunidad para fomentar la creatividad. No la menospreciemos, es una cualidad muy positiva a la hora de manejarse en el mundo. La creatividad puede ayudar a ser más observador, más comunicativo y resolutivo. Al final, el proceso creativo no deja de ser actividad mental” (De la Rosa Tineo en Pinedo, 2019)

Estamos acostumbrados a ofrecerles a nuestros hijos soluciones fáciles al aburrimiento, un juguete predeterminado, una estructura en su día, un celular… de esta forma,

“Los niños son un sujeto pasivo con este tipo de juegos, no tienen que imaginar ni crear nada. Es importante aprender a aburrirse, porque vivimos en la sociedad del hacer y de estar constantemente entretenido o inmerso en algo. Cultivamos muy poco el estar y ser, que es fundamental. Muchas veces, hacemos continuamente cosas sin parar, para no encontrarnos con nosotros mismos. No sabemos estar solos, quietos, parados. Puede ser un intento de llenar un vacío y evitar entrar en contacto con los propios sentimientos y con lo que nos pasa. Si lo aprendemos desde niños, será mejor, porque de adultos ya lo tendremos integrado [énfasis añadido]” (Valverde en Pinedo, 2019)

Como lo hemos visto, los momentos dentro del aprendizaje son importantes, variados y distintos, cada uno tiene su propósito para nuestro desarrollo cognitivo. Es importante respetarlo y gestionarlo, tanto en nuestros hijos como en nosotros mismos, utilizar los tiempos y vivir en carpe diem disfrutando cada momento por lo que es en sí, momento de aprender, de jugar, de centrarnos en nosotros mismos, existir, simplemente aburrirnos…

“Solía creer que el tiempo era un ladrón
que robaba todo lo que amo.
pero…
ahora entiendo que das antes de quitar
y cada día es un regalo
cada hora, cada minuto, cada segundo.”
Alicia a través del espejo, Disney.